Homo es un género de primates homínidos pertenecientes a la tribu de los homininis. El ser humano, junto a sus antepasados más
cercanos, forman parte de este género que surgió hace
aproximadamente 2,4 millones de
años.
El Homo habilis es una de las
especies más antiguas y se cree que es el primer representante del género Homo. Vivió en la región africana
entre 1,9 y 1,6 millones de años atrás, en la
época del Preistoceno (era Cenozoica). El descubrimiento de
sus fósiles tuvo lugar entre 1959 y 1964, en las gargantas de
Olduvai, en Tanzania por el
matrimonio británico Louis y Mary Leakey. Por entonces fue declarada como la
especie más antigua del género Homo, aunque más adelante fue desplazada por
el Homo rudolfensis. El
calificativo de habilis (“habilidoso”) hace referencia
al hecho de que estos humanos son los primeros talladores que tenían la capacidad
técnica para fabricar utensilios. Fabricaron las primeras herramientas de
piedra formadas por cantos rodados y piedras talladas toscamente por una cara
(choppers) o por dos (chopping tools).
Principales características del
Homo Habilis
Las principales características
físicas e intelectuales que se manifiestan en el homo habilis son las
siguientes:
·
Poseen un cráneo más redondeado
que sus antecesores.
·
Tienen unos incisivos espadiformes.
·
Molares grandes y con esmalte grueso.
·
Presentan una ausencia de diastema.
·
Tiene el hueco occipital ubicado
más hacia el centro.
·
Rostro menos prognato que los australopithecus.
·
Incisivos más grandes que los australopithecus
·
Con una cara corta y con dedos curvos de pies y
manos: lo que indicaba que aún utilizaban los árboles.
·
La posición bípeda en las hembras provoca una reducción
de la pelvis que tiene como consecuencia un adelanto
de los partos (lo cual implica prematuración del
feto, un mayor tiempo dedicado a la crianza y así la necesidad de mantener
vínculos sociales fuertes que potencialmente colaboran al desarrollo de una cultura).
·
Mayor capacidad craneal 650 cm³.
Diferencias con los australopithecus
Un
aumento del tamaño del cerebro respecto al Australopithecus fue uno de los principales aspectos a considerar
para determinar que el Homo
habilis era una especie diferente. Para algunos expertos, sin
embargo, podría considerarse tanto al Homo habilis como al Homo rudolfensis como una especie del Australopithecus.
Analizando
algunos de los restos óseos recuperados se puede reconocer que se trata de una especie con un aspecto mucho más humano que el
encontrado en los australopithecus. La cabeza del fémur es más grande, corta y redondeada.
También la pelvis tiene un aspecto más moderno. Su
altura era similar a la del Australopithecus africanus, de unos
1,3 m y un peso promedio de
52 kg para los machos y 32 kg para las mujeres.
Finalmente, el cráneo más grande y redondeado, los
molares con esmalte grueso, los incisivos espadiformes, un hueco occipital
situado más al centro y una reducción de la pelvis (debido a la posición bípeda
de las hembras) fueron otras características tomadas en cuenta para determinar
que los fósiles hallados en África pertenecía a una nueva especie. De esta
manera, el Homo habilis hoy
en día es reconocido como otra de las especies extintas del género Homo.
Descubrimiento
del Homo Habilis
La lucha del ser humano por comprender sus orígenes
una aventura que ha emprendido hace mucho tiempo y que, probablemente nunca
dé por concluida. Hablando específicamente del Homo habilis, las excavaciones a
cargo de Louis y Mary Leakey comenzaron en Olduvai en el año 1931, más de tres
décadas antes de su hallazgo, y acarrearon un gran número de complicaciones,
entre las cuales se encontraban los encuentros con animales salvajes.
De hecho, antes de encontrar los primeros restos del
Homo habilis, la pareja Leakey dio con una nueva especie, a la cual
denominó Zinjanthropus boisei, aunque
posteriormente pasó a llamarse Paranthropus
boisei. Se trata de una especie de homínido de África Oriental que
poseía un poderoso aparato masticador, indispensable para su dieta, la cual se
centraba en vegetales duros, raíces y semillas.
Además del duro trabajo que los Leakey debieron llevar
a cabo durante toda su vida, también
debieron enfrentar las dificultades propias de intentar convencer al resto del
mundo de que sus hallazgos se trataban de muestras auténticas de especies hasta
el momento desconocidas. Cuando presentaron los fósiles del Homo habilis, por
ejemplo, muchos investigadores aseguraron que se asemejaban demasiado a los del
Australopithecus africanus; más tarde, por otro lado, nuevos restos
provenientes de Etiopía apoyaron la existencia del habilis como una especie
distinta.
Bernard Wood, un geólogo británico de renombre,
asegura que el Homo habilis no puede pertenecer ni a la familia de los
humanos ni a la de los australopitecinos, dadas sus características, por lo
cual se hizo necesario asignarle su propio género. Agrega que el debate acerca de
nuestros orígenes aún continúa vivo y con muchas incertidumbres; según el
investigador, el popular gráfico que muestra una evolución lineal de nuestros
antepasados hasta llegar a nosotros está lejos de ser válido.
Si bien es probable que nuestros
ancestros hayan evolucionado en
África, esto no significa que nuestra especie haya nacido en el mismo sitio,
sino que podría haber surgido en muchos otros puntos del planeta y esto sólo se
sabrá cuando se encuentren nuevos fósiles. Wood señala que lo más importante es
entender que aún falta mucho por descubrir y no asumir lo conocido como la
verdad absoluta.
BIBLIOGRAFÍA:
www.portalplanetasedna.com
es.wikipedia.org
archaeologyinfo.com
cmc-homohabilis.blogspot.com
PUBLICADO
POR: NACHO RAMOS BRAVO